sábado, 23 de octubre de 2010

Cuidado con la señal.


Recuerdo aquella vez que me encontré contigo en la calle de camino a casa de Daniel. Ibas despistado, mirando hacia otro lado, cuando te diste un cabezazo contra una señal. En estos momentos casi puedo verte ahí parado, avergonzado, mirando a tu alrededor para asegurarte de que no te había visto nadie. Y aún sonrío cuando pienso en la cara que pusiste cuando me viste detrás de ti, observándote en silencio. Nunca olvidaré la expresión de tus ojos cuando empecé a reírme. Creo que no pude parar en más de una hora. “Lo siento, lo siento” dije, entre carcajadas, antes de darme la vuelta y marcharme, dejándote frotándote la frente dolorida con una mueca desconcertada. No hemos vuelto a vernos. Pero cada vez que paso por allí, no puedo evitar echar una ojeada en busca de una abolladura con la forma de tu cabeza o algo. Fue genial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario